martes, 16 de junio de 2020

Vuelvo a las andadas

Llevo sin publicar nada desde hace algo mas de dos años.
Y en esos casi 25 meses, me ha pasado de todo.

Dos muertes muy cercanas, un enamoramiento, 3 rupturas, 3 regresos, una ruptura definitiva y un par de arrepentimientos follatiles que ojala acaben en el mas absoluto olvido.

Pero empecemos por el principio, y vayamos por partes y poco a poco.

Cuando escribí aquí por ultima vez, llevaba 7 meses sumida en una depresión, intentando superar la ruptura más dolorosa de mi vida.
Había perdido el que hasta la fecha a sido el gran amor de mi vida, aquel del único que me he enamorado, y estaba totalmente destrozada.

Por aquel entonces mi abuelo estaba ingresado en el Hospital de Sant Pau, con un estado de salud bastante delicado y yo iba todos los días que podía a verle y así de paso a hacerle compañía a mi padre, que era el que llevaba el mayor peso de toda la situación.
Quién hablaba con los médicos, quién estaba con el casi todo el día y que se preocupaba de todo.

No pensaba que mi abuelo estuviera tan mal, siempre tuve la esperanza de que saldría de aquello, pero cuando tuvo una recaída de las graves y le tuvieron que reanimar, vi que aquello iba en serio y que le perdería tarde o temprano.

Y así fue, después de aquello tuvo un despunte muy favorable, mejoró muchísimo y creía que se obraría el milagro, pero no.

Acabó dejándonos la madrugada del 10  de julio del 2018.


Desde entonces, la poca unión que había en la familia se fue a tomar por culo, ya que él era el "pegamento" que unía todas esas piezas dispersas.

A raíz de su fallecimiento mi abuela y mis dos tías le hicieron la vida bastante imposible a mi padre.
La última vez que hablé con él estaba bastante nervioso con toda esa situación.

Y el 7 de noviembre, alrededor de las 5 de la mañana, su corazón dejo de latir mientras dormía debido a una subida de tensión.

Dejó a una viuda que le adoraba y se desvivía por él, a un hijo que solo pudo disfrutarle poco más de 22 años, y a mi, su hija mayor, desconcertada y en shock.

Sin contar a 3 hermanos que a día de hoy siguen sin entender su temprana partida y una gran serie de amigos y colegas que eran tan familia suya como la de sangre, que están apenados sin él.

Su despedida fue algo extraña.
El velatorio se llenó de gente de lo mas variopinta.
Amigos de su juventud un tanto ya lejana, compañeros del ambulatorio donde trabajaba, vecinos de Santa Coloma que le conocían desde hace años y sobretodo esos colegas punkis, antifas  y red skins de los que se había rodeado en los últimos años, todos ellos leales y fieles a él hasta su ultimo segundo en este mundo.

La ceremonia de despedida fue tan única y especial como lo fue él en vida.
Mi hermano fue el único que tuvo valor para hablar.
Su discurso improvisado y salido directamente de su corazón roto nos dejó a todos los  allí presentes asombrados y llorando amargamente.

Canciones como Brothers In Arms de Dire Straits o Els Segadors sonaron por y para él y nos despedimos con un som i serem lleno de orgullo y sentir.

Su ascenso al Valhalla se selló con una gran quedada en el bar donde iba tan a menudo, cerca de su casa, congregando a todos aquellos que alguna vez tuvieron la suerte de conocerle y querían rendirle un último adiós y una última cerveza.

Han pasado bastantes meses, y sigo sin hacerme a la idea de que ya no está.

A veces me sorprendo escribiéndole un mensaje al whattsapp, y borrandolo pocos segundos después al recordar que nunca lo leerá.

Y sin darme cuenta, cada 7 de cada mes, me sorprendo llorándole y escuchando Brothers in Arms con mucha pena y dolor.


Por hoy no os cuento mas. no quiero hacerme pesada en mi regreso.
Poco a poco ya os iré contando lo que me ha pasado en  todo este tiempo.

Sed bienvenidos de nuevo.


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