sábado, 3 de octubre de 2020

Rechazo

Seguro que más de una vez en tu vida te has sentido fuera de lugar, que no encajas con tu familia, tu pareja o grupo de amigos, o peor aún, que no encajas en este mundo.

Pues bien, yo siento eso todos los días de mi vida desde que tengo uso de razón.

Supongo que se debe a que desde bien temprana edad siempre me he sentido desplazada, apartada e ignorada.

Ya he contado con anterioridad que siendo una niña de apenas 3 años, me diagnosticaron TDAH, lo cual provocó el rechazo por parte de mis compañeros de clase e incluso mis profesores, e hizo que mi madre decidiera cambiarme de colegio a los 9 años.

Pasé los últimos cuatro años de colegio la mar de bien, rodeada de buenos docentes y aún mejor, de unos compañeros maravillosos.

Pero llegó el instituto, y yo, una chica de 14 años con sobrepeso, gafas y ortodoncia, la cual hasta la fecha solo había sentido rechazo a raíz de la ignorancia de la gente, ahora empezaba a sufrir insultos, burlas y amenazas día si y día también en el instituto.

Todo aquello hizo, que mi ya de por si débil autoestima, se hiciera añicos y que desde entonces, nunca me haya sentido bien en mi propia piel y siempre este con la incertidumbre de si caigo bien a la gente que me rodea o tan solo son amables conmigo por pena. 

O de auto convencerme siempre, de que cuando alguien me gusta, no soy digna de esa persona y que jamás de los jamases podría fijarse en alguien como yo.

Para empezar, con 13 años, cuando deje de ser hija, nieta y sobrina única tras la llegada de mi hermano, y posteriormente los nacimientos de mis primos, ya comencé a sentir la indiferencia y la ausencia de cariño por parte de mi propia familia (excepto mi madre)

Nunca, y os juro que es totalmente cierto, ningún miembro de mi familia, ni tan siquiera mis padres, me han dicho que se sientan orgullosos de mi o me han felicitado por algún logro que haya alcanzado. Nunca.

De ellos solo he escuchado expresiones de decepción.

En cambio, mi hermano es muy listo (es el primero de la familia en ir a la universidad y eso ha sido machaque continuo para ser comparada con él)

Mi prima es guapa y delgada (ella salió a su otra familia, suerte la suya, pero yo en cambio, heredé toda la genética de nuestra familia, bastante altura, kilos de más y corpulencia)

Total, que siempre he sido la oveja negra de mi familia.

No obstante, todo este desprecio y las constantes comparativas, y aunque algunos miembros de mi familia, como mi abuela paterna, han intentado siempre por todos los medios meter mierda para que les tuviera envidia, nunca ha sido así

Por mi hermano y mis primos siento autentica adoración, aunque es más que obvio que eso no ha sido, es y nunca será, reciproco.

Respecto a mis parejas, siempre me he sentido menos que ellas.

Con mi primer novio formal, Juan (o súper formal, ya que estuvimos casi 13 años juntos) no me sentía menos que él, o no al menos la mayoría del tiempo. Pero sí que sentía mucha inseguridad ante su familia. Durante todos los años que estuvimos juntos, siempre tuve la sensación de que les caía mal y que por mucho que me esforzara y lo intentara, nunca me iban a aceptar como una más de la familia. También ante los amigos que teníamos en común (algunos eran amigos suyos o míos antes de conocernos y a otros los conocimos a lo largo de la relación) sentía que siempre caía mejor él que yo, que a mí me aguantaban por ser su pareja (cuando lo dejamos, muchos de ellos dejaron de hablarme y con ello demostraron que siempre fui “la novia de…”)

Mi segunda pareja estable, Juan Carlos, siempre me hizo sentir invisible.

En el año y medio que estuvimos juntos nunca me presentó a un solo amigo o a su familia.

Una vez nos encontramos con su mejor amigo justo cuando nos despedíamos en el metro y fue una situación bastante embarazosa.

No podía publicar fotos suyas o de ambos, ni tampoco podía hablar públicamente de él. Según decía, y yo como una tonta me lo creía. Tenía fans (hace un tiempo tenía un blog de cierto éxito y tras él un club de seguidoras bastante taradas, ya que algunas llegaron a enviarle fotos desnudas, así que…) y decía que si se enteraban de lo nuestro iban a malmeter y querer destrozar nuestra relación.

Lo sé, no hace falta que me lo digáis…que gilipollas fui!

Mi tercera y última relación con cierta persona que no voy a nombrar porque solo escuchar su nombre me pone enferma (y tócate las narices, se llama como mi padre y mi hermano así que esa cruz me va a perseguir toda mi vida) ha sido muy dolorosa y toxica, porque es una persona narcisista y manipuladora psicológica.

Pero no voy a entrar en detalles porque podría llevarme días explicaros todo lo que esa persona me ha hecho pasar durante el escaso año que hemos estado juntos y todos los traumas y secuelas emocionales que me ha causado y de los que poco a poco voy sanando.

Pero básicamente y resumiendo, estar con esa persona ha hecho que todos los avances que había hecho en el casi año y medio posterior a mi ruptura con Juan Carlos y que eran muchos (quererme a mí misma, atreverme a vestir con ropa que enseñara algo más mi cuerpo, quitarme complejos…) todo eso que había ganado lo hizo desaparecer con sus celos e inseguridades que proyectaba en mi haciéndome cambiar mi forma de vivir, de ser, de vestir y hasta de sentir.

Me ha dejado tan tocada, que sé que aunque con el tiempo llegue a superar todo este dolor y vuela a ser la que era, jamás podré volver a tener ningún tipo de contacto o relación con él, como por ejemplo la amistad que tengo ahora con Juan.

Entremedio de estas 3 relaciones estables y formales, he tenido algún que otro rollo.

Es más, la primera vez que estuve con un chico, fue en una relación de amigos con derecho a roce.  Algo que duró algo más de un año y que estuvo lleno de abuso de poder por su parte (yo tenía 17 y el 21)

Después de mi relación tan duradera, estuve de rollo con un chico genial.

De él no puedo decir nada malo. Y es más, cuando todo terminó, aquí en mi blog, le dediqué un post hablando muy bien de él. Y es que es así, se portó de 10 conmigo.

Tras mi ruptura con Juan Carlos, estuve casi un año sin querer saber nada de tíos, hasta que empecé a tontear con uno de twitter y la cagué.

Después de un mes intercambiando miles de mensajes y llamadas telefónicas, vino a mi ciudad y pasamos 24 horas juntos. Hicimos de todo, como os podéis imaginar.

Y días más tarde de nuestro encuentro, empezó a hacerme acoso de manera anónima a través de la app Curious Cat (os preguntareis como sé a ciencia cierta que era él si lo hacía tras el anonimato, y es tan sencillo como que me decía cosas que solo le había contado a él y su manera de escribir y expresarse me la tenía más que aprendida) Por cierto, antes de todo este ataque bully tanto suyo como su séquito de arpías de twitter, se encargo de decirme que se había acostado conmigo por pena, que daba asco y que era una gorda de mierda.

Y llegamos a Dani, el último tío con el que he tenido algo. Y digo algo porque no sé ni lo que fue, porque decir follamigos sería erróneo, ya que aunque follamos, era tan malo en la cama, que prefiero ni recordarlo, y amigos tampoco fuimos, así que…

Pero vamos, que este también se acostó conmigo por pena y me dejo bien claro lo que opinaba de mi físico el cual no le gustaba en absoluto.

Con todo este desprecio por parte de los tíos (y ya no os cuento la cantidad de chavales que me rechazaron durante mi adolescencia simplemente por mi físico porque sería un post eterno) es normal que cuando me interesa alguien, sea incapaz de decirle algo respecto a mis sentimientos.

Porque, para qué? De que serviría decir nada si su respuesta va a ser siempre negativa?

Después de tanto rechazo he llegado a la conclusión de que rara vez voy a gustar a alguien.

Y que cuando consigo llamar la atención de algún chico y este empieza a sentir cosas por mí, siempre hay algo que se interpone y hace que cambie la historia y termine mal (si queréis saber a qué me refiero, id al post anterior a este)

En fin, no ha salido el post como yo realmente quería, pero llevaba tres semanas intentando plasmar con palabras todo esto que siento. Al final lo he hecho, pero sin el resultado deseado.

Lo siento, últimamente tengo la necesidad de sacar todo lo que me come por dentro pero por otro lado me cuesta la vida sentarme ante el portátil y escribirlo.

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