Este post podría titularse "Yo, yo misma y mi hipotiroidismo" o "Yo, yo misma y mi ciclotimia", pero creo que la depresión es algo que todo el mundo sabe lo que es, y quizás es lo que mejor engloba toda mi vida.
Llevo 13 años conviviendo con la depresión.
De pequeña fui una niña complicada.
Con 3 años me diagnosticaron TDAH y eso inicio un largo recorrido de psicólogos infantiles que intentaban guiarme e intentar que no acabara siendo un desastre total de persona.
No sé si lo lograron, la verdad.
Mis padres se separaron cuando tenia 10 años, y eso fue un punto de inflexión en mi vida.
Pero obviamente en aquel entonces mi reacción ante semejante cambio en mi vida fue el simple y lógico de una cría. Odiar a la nueva pareja de mi padre, negarme a ir con él los fines de semana que tocaban y rebelarme un poco, lo normal, creo yo.
Pero en ese momento no manifesté lo que me pasaba por la cabeza y ahí es donde empece a acumular "cosas"
Aunque ya venia cargada con mi pequeño "equipaje" ya que con esa edad ya había vivido el rechazo por parte de compañeros de colegio, padres y profesores, que me estigmatizaron en cuanto se enteraron que padecía TDAH y la situación llego a tal punto, que mi madre acabo trasladándome de centro.
Y aunque al principio la deteste por ello, años después tuve que reconocerle que era lo mejor que podría haber hecho, pues dio pie a conocer a unas personas geniales que a día de hoy siguen siendo mis amigos y el cambio me ayudo a no sentirme tan mal conmigo misma por ser diferente.
Con 14 años, en el instituto, fui victima de acoso debido a mis quilos de mas.
Hecho que me arrastro a una anorexia nerviosa, dejándome en 55 kilos y bastante tocada física y emocionalmente.
Por suerte con 17-18 años lo tenia ya casi superado.
Con 20 años, y poco más de un año después de iniciar mi relación de pareja, empece a notar los síntomas de la depresión.
Hasta ese momento y a pesar de todo lo malo que había habido en mi vida, yo era una persona alegre. No se decir si era feliz, pero si recuerdo que disfrutaba de la vida.
Me gustaba salir con mis amigos, ir de fiesta, hacer el payaso y reír. Sobretodo reír.
Pero en algún momento deje de hacerlo. Deje de tener esas ganas de vivir.
Todo empezó por sentirme triste por todo, dejar de tener ganas de hacer cosas y considerarme la peor mierda del mundo.
Tener una pareja que no me apoyaba y me machaba continuamente tampoco ayudaba mucho, sinceramente.
Con 23 años empezaron los episodios de ansiedad y llegue a sobrepasar limites donde incluso me auto lesionaba.
No, yo no era de esas que se cortan con una cuchilla de afeitar en los muslos para que luego nadie lo vea.
Yo era de las que se pegaba en la cara a si misma. Bofetadas y puñetazos cuando algo me sobrepasaba y no sabia ni podía lidiar con ello.
Alguna vez llegue a darme cabezazos contra la pared y hacerme algún corte en la frente.
Y la vez en la que todo se me fue de las manos, me arañe la cara. Literalmente. Me arañe con tanta rabia y odio hacia mi misma que me arranque piel y todo.
Todavía recuerdo la cara de horror de mi madre al verme llegar a casa con toda la cara sangrando.
Pocas semanas después de esto sufrí mi primera experiencia con la agorafobia.
Estaba en pleno centro de mi ciudad, comprando unos regalos para el cumpleaños de una amiga y empece a notar que me faltaba el aire y que el corazón se me iba a salir del pecho.
Ahí ya habían saltado las alarmas que indicaban que debía acudir a un psicólogo o a alguien que me pudiera ayudar.
Pedí hora en la Seguridad Social, mi bolsillo no podía permitirse un profesional de pago.
Y la tan necesitada ayuda tardo tiempo en llegar.
Seis meses después conseguí mi primera visita con la que seria mi psicóloga durante 3 años, Judith.
En la primera sesión con ella le explique toda mi trayectoria vital. La separación de mis padres, mi mala experiencia en el colegio, el acoso escolar...todo.
Y llego a la conclusión de que todo lo que había estado viviendo en los últimos dos años era fruto de todo el cumulo de cosas que había sufrido a lo largo de mi vida y que en su momento no había exteriorizado.
También sugirió que todo aquello podía venir por un mal funcionamiento de la tiroides y me dijo que le pidiera a mi medico que me hicieran análisis exhaustivos para ver si podía ser eso.
Mi medico se negó, dijo que eso era absurdo y no me hizo las pruebas.
Mi psicóloga me derivo a un psiquiatra que me receto ansioliticos y antidepresivos y continué con las visitas mensuales.
Mi cuadro clínico era que sufría ciclotimia, depresión, ansiedad y episodios puntuales de agorafobia.
Al año me propusieron formar parte de un grupo de terapia.
Fui, pero no funciono.
En medio de todo esto me mudé de Barcelona a Terrassa, en parte para empezar una nueva vida junto a mi pareja y también para alejarme de toda la vorágine de una gran ciudad y vivir en un entorno un poco mas calmado que me ayudara a superar mis traumas.
Cuando me mude, pedí cita en el ambulatorio y a mi nuevo medico le pedí lo mismo que al anterior, un análisis en profundidad para determinar si mi tiroides funcionaba correctamente.
Me lo hicieron y bingo!!
Tiroides por las nubes y diagnosticada de hipotiroidismo.
Y ahí empezó mi lucha.
Para quien desconozca lo que es, os diré que algunos de los síntomas del hipotiroidismo son cansancio, apatía, intolerancia al frió, el tan conocido aumento de peso, dolores musculares y articulares y si, la ya tan nombrada depresión.
Y si a todo eso le añadimos la agorafobia y la ciclotimia, tu vida se convierte en una montaña rusa constante.
La agorafobia es miedo o pánico a espacios abiertos o con mucha aglomeración de gente.
Imaginaros lo que es para mi, que a diario para ir a trabajar, tengo que utilizar autobús, tren y metro. Pero tengo mis tácticas y trucos para sobrellevarlo mejor.
Si voy acompañada esos miedos se disipan bastante, porque el ir con alguien a mi lado me hace sentir mas tranquila y segura. Y si me toca ir sola, me pongo los cascos y la música a tope y me evado en mi propio mundo. Eso ayuda mucho.
La ciclotimia es mas complicada de manejar.
Es muy jodido padecerla, porque pasas de un estado de animo a otro en cuestión de segundos.
Puedo ser la persona mas alegre del planeta y a los cinco minutos estar llorando desconsoladamente y deseando morirme. Puedo pensar que estoy viviendo el mejor momento de mi vida y a la hora pensar que todo es una mierda y querer cortar por lo sano cualquier relación con todas las personas que me rodean.
Si es una putada para las personas que forman parte de mi vida, imaginad vivir uno mismo con todo ello.
Es un completo infierno.
Y como ya exprese en el anterior post, no digo todo esto para dar pena o que la gente sienta lastima de mi.
NO.
Lo hago porque necesito soltarlo.
Hacer que la gente sepa por lo que paso a diario.
Que intenten entenderme un poco y así comprender, o al menos hacerse una mínima idea de porque soy como soy.
No soy así porque me de la gana, soy así porque algo dentro de mi no funciona correctamente.
Y yo hago todo lo posible por cambiarlo, de verdad que lo intento día a día, pero con la indiferencia y el rechazo de las personas que me conocen, y que algunos de ellos han acabado por darme la espalda, es muy difícil salir de todo esto.
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